lunes, 1 de agosto de 2011

El falso mundo

En un falso Edén de luz y sombras, un inescrupuloso pintor pinta falsas realidades imagina un mundo lleno de carnalidad, expone a todo el mundo la gran maldad de los males que cada uno comete día a día, en su intento de colmar al mundo de una revolución pictórica que su deseo solo es el placer y su juez es solo el mismo instinto, donde Satanás es el príncipe y Su destino el Infierno, Todos disfrutan el pecado en su esplendor y los castillos llaman a las orgías, batallas, gulas, necedades, dioses y que ocultan el sombrío corazón del hombre.

Este firme retrato que mezcla realidades, que elimina las desigualdades, que nos muestra un rodeo de animales, hombres y pensamientos…

Demuestran la Confundida mente Humana, que no sabe ni apreciar su cuerpo y ni siquiera distinguir a un animal, con un Dios real. Cada uno con su mente, cada uno con su vida, ya en un circulo de hombres y caballos, que no se puede distinguir cual es mas salvaje o cual se rige por mas conciencia se ve un pequeño lago lleno de mujeres banales y apreciadas solo por instinto. El caos reina en este mundo pero un Caos delicioso para todo aquel que sepa apreciar las cosas desastrosas de este mundo.

Mas ya dejando todo esto atrás cada uno paga por su pecado, Cada uno que no fue Salvado ahora es Condenado, ¿Valió la pena disfrutar el Mundo para sufrir una eternidad? ¿Valió la pena vivir una vida llena de maldad? Cada uno sabe su propio pecado, el mismo Bosco se ve así mismo condenado a una eternidad fría y oscura donde serán el llanto y crujir de Dientes esperando un Juicio Justo que para nada los beneficiara esperando la muerte eterna adonde este pecaminoso mundo los llevara y yo conozco mis errores, tu conoces tus errores ahora tienes que saber bien o serás Condenado o serás salvado pero si sigues con tus pecados solo serás abandonado.

Elias Quinteros

La vida de cualquiera

Ya estoy cansada de caminar por un

mundo lleno de dolor, trabajo y tanta miseria humana.

Haré un breve relato de mi corta vida aquí.

Vivo en un oscuro pueblo llamado “Mundo”, en este lugar no existe la palabra “fe”, ya que cada uno vive como puede.

Mi nombre es Javiera, vivo aquí hace diecisiete años y la verdad es que de a poco me acostumbro, ya que mis padres me están enseñando desde que tengo memoria.

En la mañana salgo de mi casa ubicada en la calle “decepción” y me siento en un barrial cercano, ya que estoy bien en aquel lugar. Con ese barro construyo mi mundo, le cuento mis secretos, mis sueños y mis miedos. ¿Miedo de que? Pensaran ustedes; miedo de seguir viviendo sin algún propósito por que, si hablamos claro… ¿Qué es para ti la vida? Si naces siendo esclavo de ti mismo, sin una esperanza de tener algo que nadie más ve.

Aquél barrial se hace cuando llueve, cada vez que mi corazón se siente rechazado cae una lluvia repentina y deja un pequeño espacio que refleja el cielo, los árboles y los pájaros que vuelan sin descanso.

Cada miércoles va a mi casa un profesor que le llama “hombre brujo”, cuenta mi abuelo que aquel profesor nunca ríe, y a veces no se le ve en días por el pueblo. Mientras que mi madre cree que solo es una calumnia en su contra.

Un día me sentía ahogada, sentía un calor inhumano y no podía salir porque llovía como nunca antes lo hizo.

Mi madre me llevó al hospital más cercano y me hospitalizaron, pase tres días en el hospital, viendo como llovía, no se veía ningún árbol frondoso, el cielo estaba triste y los pájaros no salían a cantar.

Abrí la ventana y mire el mundo tan oscuro del cual soy residente y de pronto, entró un especie de ave, negra con la cara de mi profesor, entre asustada y sorprendida le pregunte -¿Que haces aquí? El sonrió y me dijo – “Vengo a mostrarte el mundo como es realmente”, volcó un frasco de remedios y vi un hombre sentado, en una gran mesa sin nada que hacer.

Tú estas enferma de soledad – dijo aquel pájaro y no necesitas más personas ya, solo te necesitas a ti, la verdad esta allá… anda; apuntándome a aquel barrial que desde pequeña ha sido mi amigo.

El barrial estaba mas profundo que antes, ya que había llovido por tres días seguidos. Mire al cielo y grite -¿¡Qué broma es esta ¡? ¿Jugar con la fe de otras personas?

De pronto, de tanto caminar me fije que mis pasos dejaban huellas profundas y que de hay salía una pequeña luz.

Me di vuela y me agaché a escarbar el barrial para ver de donde prevenía aquella luz. Llegué al punto de hallar agua, que reflejaba el cielo lleno de luz, los árboles frondosos y los pájaros revoloteando como nunca.

Confundida creí que había sido engañada, hasta que mi corazón comenzó a latir con una fuerza increíble.

Volví a observar aquel reflejo y me di cuenta que era mi libertad. Era la libertad que había buscado hace años diecisiete años y que encontré en el barrial que desde niña me acogió y me cuido para que nunca perdiera la fe.

Javiera Sepúlveda